La Unión Europea pone fin a las calderas de gas y de gasóleo: esto es lo que tienes que hacer antes de 2035

¿Sabes cuál es la fecha límite para usar calderas de gas en tu hogar?

Si tienes una caldera de gas o de gasóleo en tu casa, quizás te interese saber que la Unión Europea ha puesto una fecha límite para que las cambies por otras más ecológicas. ¿Quieres saber por qué y cuáles son las alternativas? Sigue leyendo y te lo contamos todo.

¿Qué son las calderas de gas y de gasóleo y cómo funcionan?

Las calderas de gas y de gasóleo son sistemas de calefacción que se usan para calentar el agua que circula por los radiadores o por el suelo radiante de los hogares y los negocios. También se pueden usar para producir agua caliente sanitaria, es decir, el agua que sale por los grifos de la ducha, el lavabo o la cocina.

Estas calderas funcionan con combustibles fósiles, es decir, con recursos que se extraen de la naturaleza y que se agotan. El gas puede ser natural o propano, y se almacena en depósitos o se distribuye por tuberías. El gasóleo es un derivado del petróleo, y se almacena en tanques o bidones.

Para generar calor, estas calderas queman el combustible en una cámara de combustión, donde se produce una llama. Esta llama calienta un intercambiador de calor, por donde pasa el agua que se va a calentar. El agua caliente sale por un circuito hacia los radiadores o el suelo radiante, donde cede su calor al ambiente. Luego vuelve a la caldera para volver a calentarse y repetir el ciclo.

El proceso de combustión también produce gases de escape, que contienen dióxido de carbono (CO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y otros contaminantes. Estos gases se expulsan al exterior por una chimenea o un tubo de evacuación.

¿Por qué se prohíben las calderas de gas y de gasóleo?

Las calderas de gas y de gasóleo tienen varios inconvenientes que las hacen poco recomendables para el medio ambiente y para la economía. Estos son algunos de ellos:

– Dependen de recursos no renovables:

Los combustibles fósiles son recursos que se extraen de la naturaleza y que se agotan. Esto implica que su precio puede variar según la oferta y la demanda, y que pueden generar conflictos geopolíticos por su control. Además, su extracción y transporte suponen un impacto ambiental negativo.

– Generan emisiones contaminantes

Al quemar los combustibles fósiles se liberan gases de efecto invernadero, que son los responsables del cambio climático. El cambio climático es un problema muy grave que afecta a todo el planeta, y que provoca fenómenos extremos como sequías, inundaciones, olas de calor o incendios. También afecta a la biodiversidad, a la salud humana y a la seguridad alimentaria. Por eso, es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el aumento de la temperatura global.

– Son poco eficientes:

Las calderas de gas y de gasóleo tienen un rendimiento bajo, es decir, aprovechan poco el calor que generan. Esto implica que consumen más combustible del necesario y que desperdician energía. Por ejemplo, una caldera convencional tiene un rendimiento del 70%, lo que significa que solo aprovecha el 70% del calor generado y pierde el 30% restante. Una caldera de condensación tiene un rendimiento del 90%, lo que significa que aprovecha el 90% del calor generado y pierde el 10% restante. Cuanto mayor es el rendimiento, menor es el consumo y menor es la factura energética.

Por todos estos motivos, la Unión Europea se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y a cumplir con los acuerdos internacionales sobre el clima. Uno de estos acuerdos es el de París, que tiene como objetivo mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2ºC

Para lograr este objetivo, la Unión Europea ha elaborado un plan en el que se propone descarbonizar todos los sectores de la economía, es decir, dejar de usar combustibles fósiles y apostar por las energías renovables. Uno de los sectores más importantes es el de los edificios, ya que representan el 40% del consumo final de energía y el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso, la forma de calentar los hogares y los negocios tiene que cambiar.

¿Cuál es la fecha límite para usar calderas de gas y de gasóleo?

La Unión Europea ha establecido que para 2035 se prohíba el uso de calderas de gas y de gasóleo en todos los edificios. Esto significa que si tienes una caldera de este tipo en tu casa, tendrás que cambiarla antes de esa fecha por otra más ecológica. Si no lo haces, podrías enfrentarte a multas o sanciones.

Pero no esperes al último momento para hacer el cambio. Cuanto antes lo hagas, más beneficios obtendrás. No solo estarás contribuyendo a cuidar el medio ambiente, sino que también ahorrarás dinero en tu factura energética y mejorarás tu confort térmico.

Además, ten en cuenta que las calderas de gas y de gasóleo tienen una vida útil limitada, que suele ser de unos 15 años. Pasado ese tiempo, empiezan a perder rendimiento y a dar problemas. Por eso, si tu caldera tiene más de 10 años, es recomendable que la revises y que te plantees cambiarla por una más moderna y eficiente.

¿Qué alternativas hay a las calderas de gas y de gasóleo?

La Unión Europea propone que para 2028 los edificios estén libres de emisiones, y para ello recomienda el uso de sistemas de calefacción basados en las energías renovables. Estas son fuentes de energía que provienen de la naturaleza y que no se agotan, como el sol, el viento o la biomasa.

Algunas de las alternativas más ecológicas a las calderas de gas y de gasóleo son:

  • Las bombas de calor:

Son dispositivos que extraen el calor del aire exterior y lo transfieren al interior. Pueden funcionar tanto para calentar como para enfriar el ambiente. Son muy eficientes y consumen poca electricidad. Además, no producen emisiones contaminantes ni requieren mantenimiento.

  • La energía solar térmica:

Consiste en instalar paneles solares en el tejado o en la fachada del edificio, que captan la radiación solar y la convierten en calor. Este calor se usa para calentar agua sanitaria o para apoyar a la calefacción. Es una energía gratuita e inagotable. Además, se puede combinar con otras fuentes de energía como las bombas de calor o la biomasa.

  • La energía

    fotovoltaica:

Consiste en instalar placas solares que transforman la luz solar en electricidad. Esta electricidad se puede usar para alimentar cualquier aparato eléctrico, incluyendo las bombas de calor. Es una forma de generar tu propia energía y ser más independiente. Además, puedes vender el excedente a la red eléctrica y obtener beneficios.

  • La biomasa:

Consiste en usar materia orgánica como leña, pellets o huesos de aceituna para generar calor mediante una estufa o una caldera. Es una energía renovable y que aprovecha los residuos agrícolas o forestales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que también produce emisiones y que requiere de un espacio para almacenar el combustible.

Perdona, se me ha cortado el texto. Aquí está el final del artículo:

  • La caldera de Hidrógeno:

Es una caldera que funciona con hidrógeno verde, un gas que se obtiene a partir de la electrólisis del agua usando energía renovable. El hidrógeno verde no produce emisiones al quemarse, solo vapor de agua. Es una de las opciones más innovadoras y prometedoras para el futuro, pero todavía está en desarrollo y no está disponible para el uso doméstico.

Como ves, hay muchas alternativas a las calderas de gas y de gasóleo que te permitirán adaptarte a la nueva normativa europea y disfrutar de una calefacción más ecológica y económica. Si quieres saber más sobre estas opciones o necesitas asesoramiento profesional para elegir la que mejor se adapte a tus necesidades, contacta con un especialista de la zona.