Coruñeses deportados: La ciudad se suma a la iniciativa global del artista Günter Demnig, que ha instalado seis placas de bronce en las calles donde vivieron las víctimas
A Coruña ha recuperado hoy una parte de su historia más trágica y silenciada: la de los coruñeses que fueron deportados a los campos de concentración nazis durante la II Guerra Mundial. Seis placas de bronce, llamadas stolpersteine, han sido colocadas en las aceras de las calles donde vivieron estas personas, que fueron asesinadas en lugares como Hartheim o Gusen.
La ciudad se convierte así en la primera de Galicia en sumarse a la iniciativa global del artista alemán Günter Demnig, que comenzó a instalar estos pequeños monumentos en Berlín en los años noventa, para recordar a las víctimas del nazismo. Desde entonces, el proyecto se ha extendido a más de 25 países, con más de 100.000 réplicas.
La alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, ha participado esta mañana en la ceremonia de colocación de los stolpersteine, junto con representantes de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) y familiares y allegados de los deportados. Rey ha destacado que se trata de “un acto de justicia y dignidad” con quienes sufrieron “la barbarie y el horror” del régimen nazi.
“Estamos hablando de personas que eran vecinos de A Coruña, de barrios como la Ciudad Vieja, Monte Alto, Orzán y la Pescadería. Hoy, sus calles recuperan una parte de su historia. Una historia, en parte, desconocida, y que se fue perdiendo en el silencio. Recuperar la memoria de las personas a las que hoy recordamos también es hacer ciudad”, ha afirmado la regidora.
Los seis primeros stolpersteine honran a Julio Martínez Arias, Leopoldo López Criado, Luis Rafales Lamarca, Eduardo Sánchez García, Adrián del Castillo y Arturo García Lagares
Los seis primeros stolpersteine instalados en A Coruña honran la memoria de Julio Martínez Arias, Leopoldo López Criado, Luis Rafales Lamarca, Eduardo Sánchez García, Adrián del Castillo Soutelo y Arturo García Lagares. Todos ellos fueron deportados por su condición de republicanos o antifascistas, y murieron entre 1941 y 1942 en campos como Hartheim o Gusen.
Sus biografías han sido recogidas en el libro ‘Los coruñeses deportados a los campos de concentración nazis’, escrito por David Lozano y Adriana Pereiro, que se presentó ayer en la Casa Museo Casares Quiroga. Lozano es el investigador que impulsó la llegada de los stolpersteine a A Coruña, junto con Carmen García Rodeja, representante en Galicia de la ARMH.
El recorrido para la colocación de las placas ha comenzado en la plaza de María Pita y ha hecho una primera parada en el número 10 de la calle Porta de Aires, donde Julio Martínez Arias vivió en su juventud. Fue en este punto donde Günter Demnig, como ya es habitual en la llegada de las losas de bronce a una nueva ciudad, ayudó a instalar los seis primeros en A Coruña.
Tras Porta de Aires 10, donde la ceremonia contó con la actuación de la gaitera Erea Estévez, el trayecto continuó hacia los que fueron los lugares de nacimiento o hogares de Leopoldo López Criado (calle Santiago, 15), Luis Rafales Lamarca (calle Varela Silvari, 4), Eduardo Sánchez García (calle Campo de Artillería, 12), Adrián del Castillo Soutelo (calle San Andrés, 169) y Arturo García Lagares (calle San Andrés, 38), recorrido en el que se colocaron las placas de bronce, se leyeron las respectivas biografías de los deportados y los familiares de los mismos recordaron sus figuras.
El cierre del acto tuvo lugar en la sede del Circo de Artesanos, a las 12.45 horas, con una lectura de poemas y la actuación del músico César Morán. “Hoy, con la colocación de las seis losas en su recuerdo, todos ellos vuelven a su antiguo hogar. Un hogar que nunca debieron abandonar”, ha concluido Inés Rey.
Los stolpersteine son una forma de mantener viva la memoria y la conciencia histórica de los coruñeses deportados
Los stolpersteine son una forma de mantener viva la memoria y la conciencia histórica de lo que supuso el nazismo y sus crímenes contra la humanidad. Cada placa lleva grabado el nombre, la fecha de nacimiento, la fecha de deportación y la fecha de muerte de cada víctima, junto con la frase “Aquí vivió” o “Aquí nació”.
El artista Günter Demnig comenzó a instalar estas placas en 1992, coincidiendo con el 50 aniversario del inicio de la deportación masiva de judíos desde Berlín. Desde entonces, ha viajado por toda Europa para colocar personalmente los stolpersteine en las ciudades que se han sumado a su proyecto.
Su objetivo es crear un monumento descentralizado y participativo, que invite a los ciudadanos a reflexionar sobre el pasado y a no olvidar a las víctimas del nazismo. Además de judíos, los stolpersteine también recuerdan a otras personas perseguidas por el régimen nazi, como gitanos, homosexuales, testigos de Jehová, discapacitados o resistentes.
En España, los primeros stolpersteine se colocaron en 2015 en Rivas-Vaciamadrid (Madrid), en homenaje a cinco vecinos que fueron deportados a Mauthausen. Desde entonces, otras ciudades como Barcelona, Valencia o Zaragoza también se han unido a la iniciativa. A Coruña es la primera de Galicia en hacerlo, pero no será la última: se prevé que próximamente se instalen más placas en Santiago de Compostela y Ferrol.