La Fundación María José Jove impulsa un estudio pionero sobre los beneficios de los perros de terapia en niños hospitalizados
La Fundación María José Jove financia un proyecto de investigación en el que perros específicamente entrenados como perros de terapia actúan como facilitadores terapéuticos en actividades dirigidas a menores atendidos en el Servicio de Pediatría del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC), con el fin de promover su salud y bienestar durante la estancia en el centro sanitario.
Tras haber llevado a cabo con éxito un primer proyecto científico “piloto” en el que participaron 25 niños acompañados por sus padres, la Fundación María José Jove ha decidido financiar un programa de investigación que determinará científicamente los resultados de la intervención con los perros. Los investigadores principales de este estudio son la terapeuta ocupacional Adriana Ávila Álvarez, coordinadora de la Unidad de Investigación de Terapia Ocupacional en intervenciones no farmacológicas de la Universidade da Coruña y el pediatra Jerónimo Pardo Vázquez, jefe del Servicio de Pediatría del CHUAC.
Se trata de un estudio pionero a nivel internacional, dirigida a niños de edades entre 2 y 16 años y realizada por el equipo de la Unidad de Investigación de Terapia Ocupacional en Intervenciones No Farmacológicas de la UDC integrada por el Dr. Iván de Rosende Celeiro, la médico logopeda Lestonnac Larrañeta Alcalde, el terapeuta ocupacional experto en intervenciones asistidas con animales y Daniel Ramos Veiguela de la empresa IncrescenTO. Los perros de terapia son tres: Gym, Anita y Renata del Centro Canino Montegatto.
Durante la investigación, se utilizarán diferentes cuestionarios de evaluación validados por la comunidad científica internacional y que permiten conocer tanto las percepciones de los niños como de los tutores. Además, un profesional sanitario realizará una observación estandarizada de los comportamientos del niño en el centro hospitalario.
Los beneficios de los perros en hospitales
La presencia de los perros supone un estímulo social y sensorial que consigue que los pacientes ingresados se evadan de su realidad por un momento1. Permiten realizar ciertas intervenciones a los niños ingresados sin que se pongan nerviosos: colocarles vías, suministrarles inyecciones, etc. Ayudan en las consultas de debut de la diabetes de los niños y adolescentes.
La presencia de perros de terapia contribuye a tranquilizar a los niños en los momentos críticos (por ejemplo, cuando se les debe colocar una vía), y el hecho de que puedan recorren las salas de espera en las consultas externas, e interactuar con familias y niños, hace mucho más llevadero y entretenido el paso por el hospital2. En cuanto al tipo de intervenciones, el 50% tiene como objetivo ayudar a los niños a superar el miedo, mientras que el 50% restante, trabaja en beneficios de motivación, refuerzo de aspectos psicoeducativos, y una mayor facilidad para la valoración del paciente2.
Los perros también pueden ayudar a aquellos niños que están pasando por trances hospitalarios más difíciles. Como el caso de un niño con hidrocefalia y parálisis cerebral, que acude cada seis meses al hospital para recibir la administración de toxina botulínica en ambas piernas. Desde hace un año cuenta con el apoyo de un perro de terapia que le ayuda a superar este procedimiento. Antes de contar con él, el niño solía llorar, y se mostraba muy tenso antes y durante el proceso, no sólo por el dolor de los pinchazos, sino también por el nivel de estrés y miedo al que estaba expuesto.
En las conversaciones mantenidas con su madre, ésta confirma que el hecho de que su hijo pueda acariciar al perro, y recibir su afecto, hace que el niño se sienta más relajado y animado, lo que tranquiliza enormemente a sus familiares, y facilita que los especialistas puedan llevar a cabo el tratamiento con mayor comodidad. El perro de terapia también le acompaña en las sesiones de rehabilitación, donde le motiva a realizar los ejercicios y le premia con su atención y cariño. Gracias a esta intervención, el niño ha mejorado su movilidad, su autoestima y su estado de ánimo. Su madre asegura que el perro se ha convertido en su mejor amigo y que siempre espera con ilusión su visita.